La lipodistrofia es una modificación no deseada de la fisionomía que consiste en la pérdida del tejido graso en rostro, dando a la persona un aspecto poco saludable e incluso cadavérico, aunque la persona goce de buena salud.
Esta circunstancia es común en pacientes VIH en tratamiento antirretroviral de larga evolución, aunque también existe un cuadro muy similar llamado lipoatrofia que es muy frecuente en grandes deportistas, que han quemado todas sus reservas grasas, siendo prácticamente imposible diferenciar ambas situaciones.
Este problema se trata principalmente con infiltraciones de inductores de colágeno (ver apartado específico), los que van a dar de manera progresiva a la piel un mayor grosor y mejor calidad, disimulando notablemente los cambios producidos por este inestetismo.
En algunos casos también se puede recurrir a rellenos con ácido hialurónico como tratamiento complementario para conseguir un aspecto lozano, joven y saludable.
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